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Andropausia o climaterio sexual masculino

Andropausia o climaterio sexual masculino

“En estricto sentido la andropausia no existe”

Hasta hace poco tiempo no se reconocía la existencia de andropausia o climaterio masculino ya que a diferencia de la mujer, en la cual la menopausia representa el paso de la etapa reproductiva a la no reproductiva, el varón no experimenta una rapida declinación de la función del testículo, ni una irreversible interrupción de la capacidad reproductiva, de ahí que en estricto sentido la andropausia no existe.

Lo que en cambio se observa es la involución fisiológica, propia del proceso de envejecimiento, por el cual si bien se mantiene la fertilidad, ésta disminuye, al igual que declina la actividad sexual; constatándose un descenso del nivel hormonal de la testosterona libre, la que en hombres sanos disminuye un 50% entre los 20 y 80 años de edad.

Dichos cambios integran el climaterio masculino, mal llamado andropausia.
El inicio de esta etapa, también llamada crisis de los cincuenta comienza en general alrededor de los 55-60 años, lo cual depende de factores hereditarios, constitucionales, del pasado mórbido y sobre todo del estado de salud, ya que las enfermedades crónicas, en especial las cardiovasculares, al igual que el tabaquismo intenso y el alcoholismo severo, precipitan el inicio de dicha etapa, en la cual además de los elementos ya mencionados se asocian una serie de síntomas psicosomáticos similares a los de la menopausia, aunque menos pronunciados.
Estos se caracterizan por la presencia de cambios de carácter, irritabilidad, insomnio, depresión, dolores óseos a predominancia de cadera y columna, disminución del deseo sexual y una gradual declinación en la capacidad eréctil del pene, sin llegar a la impotencia.

El tratamiento debe ser individualizado en cada caso, – que a diferencia de la mujer en menopausia, en quién nadie duda de los beneficios del tratamiento hormonal – ya que es controvertida la administración sistemática de hormonas sexuales masculinas (andrógenos) y sólo está indicado en quienes – además de padecer los síntomas anteriormente descritos – tienen niveles sanguíneos de testosterona libre por debajo del rango esperado para la edad.
Debemos descartar previamente, la existencia de cáncer de próstata “oculto”, enfermedad frecuente en esta etapa de la vida. Para esto se realiza una dosificación de un marcador tumoral específico de enfermedad prostática, el antígeno prostático específico (P.S.A.), además del examen de próstata realizado por urólogo.
También deberán ser valoradas en el paciente, la existencia de patologías crónicas preexistentes.
El tratamiento con andrógenos en dosis sustitutivas no excesivas obtiene una regresión notoria de los síntomas junto a sensación de bienestar general debiéndose realizar un control periódico de la próstata con P.S.A. y examen urológico.

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