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El Amor en los tiempos del Coronavirus

El Amor en los tiempos del Coronavirus

Parafraseando la gran pluma de la prosa latinoamericana en una de sus obras esenciales y película homónima “El Amor en los tiempos del Cólera” nos encontramos en un frente de batalla similar al que transcurre durante la novela de Gabriel García Márquez (GABO) en el curso de una epidemia de Cólera y que acompaña las desventuras románticas de Florentino Ariza tras los favores de Fermina Daza durante más de 50 años.

El galardonado escritor llega a comparar los síntomas de la enfermedad con los del enamoramiento de los protagonistas, todo enmarcado en la mente de uno de los más fieles representantes del “Realismo Mágico” literario pero que obviamente dista mucho representar los sentimientos que nos está tocando vivir en el presente brote de la pandemia global por el COVID-19. De hecho, actualmente y específicamente desde el punto de vista del comportamiento sexual, la pandemia a modificado sustancialmente el comportamiento y los hábitos de los individuos a nivel mundial.

Lo analizaremos desde la óptica clínica de nuestra sociedad.

La pandemia ha afectado todos los niveles etarios, socioeconómicos y culturales, pero de diferente manera. El nuevo mecanismo de acción es desde lo emocional. El estrés, la ansiedad, la angustia por lo que les deparará el futuro a ellos y a sus seres queridos, el aislamiento social, etc.

La situación económica ha golpeado en mayor o menor grado a todos los sectores, desde los levemente afectados por desempeñarse en la función pública o la cadena de suministros hasta los despedidos sin derecho a indemnización laboral.

Los individuos más jóvenes en sus 30s, no ven la enfermedad como algo que a priori los pueda afectar gravemente, si tienen trabajo y pareja estable son los menos comprometidos. Los puede afectar en menor grado el manejo de los hijos por la cuarentena escolar, la ansiedad y el estrés por la situación general, el potencial contagio de sus mayores y poca cosa más. Pero si no conviven con su pareja la situación es diferente. Si uno de ellos vive con sus padres el riesgo de contagiar a los adultos los suele llevar a un auto confinamiento voluntario con escasas probabilidades de encuentro con sus parejas. Si no tienen pareja, tanto peor. ¿Cuándo la tendrán? ¿Cómo? Indudablemente las probabilidades de exponerse socialmente están directamente en stand-by. Los encuentros sociales como bailes, reuniones de amigos y eventos de diferente tipo están suspendidos cuando no prohibidos. Algunos pacientes que tenemos en tratamiento en este grupo han espaciado o suspendido las consultas por este motivo.

Los adultos entre los 40 y los 60s se encuentran más afectados. Pertenecen a un grupo etario en que los factores de riesgo vascular que los han traído a la consulta no sólo alteraron la sexualidad sino hacen mella en todo el organismo. Nos referimos al estrés, problemas relacionados con el colesterol, hipertensión arterial, diabetes, tabaquismo, multi medicación, etc. Están generalmente más propensos al contagio y más afectados por la situación económica, así como la preocupación por trasmitir un potencial contagio a sus mayores. Es frecuente el empeoramiento de la disfunción eréctil y baja del deseo sexual. La erotización es mínima. Si no tienen pareja estable se encuentran en peor situación que el grupo anterior ya que las probabilidades de sociabilización son menores.

Los mayores de 65 años son el grupo más afectado. Se agrega a toda la situación del grupo anterior el real peligro de contagio y la sugerencia sanitaria de las agencias gubernamentales a permanecer en confinamiento.

Si no tienen pareja estable su situación es también peor. Les preocupa más la disminución del deseo que de la erección. La preocupación por el futuro y el aislamiento social los afecta en mayor grado que a los grupos etarios anteriores y muchas veces su salud sexual y estado general pasa a un segundo plano. El propio confinamiento los lleva a interrumpir los tratamientos principalmente si deben viajar en el transporte público grandes distancias, cosa que desaconsejamos.

La situación actual ha llevado a la dirigencia política y la academia a hablar de la “nueva normalidad” en alusión a nuevos hábitos y conductas que deberemos asumir por un tiempo indeterminado en aras de cuidar nuestra salud: aislamiento social, lavado frecuente de manos, uso de desinfectantes específicos, evitado de aglomeraciones, evitar la exposición innecesaria de la piel, actividad física en solitario, concurrir a lugares como supermercados sin la pareja vestidos de manga larga con guantes y tapabocas, uso extensivo de barbijo y guantes, etc.

La ciencia busca, mientras tanto la vacuna que permita sacar a la humanidad de esta situación.

En la escena final de la obra de Gabo, Florentino Arbiza finalmente consigue para sí a Fermina Daza. Mediante una sutil fechoría convence al capitán de su embarcación a fondear en el río Magdalena e izar la bandera de cuarentena por el Cólera para disfrutar así, sin molestas miradas indiscretas los favores de su amada. Pasaron “53 años, 7 meses y 11 días con sus noches” esperando ese momento.

La ciencia busca hoy mientras tanto la vacuna que permita sacar a la humanidad de esta situación causada por el brote del COVID-19 y nos devuelva la vieja normalidad.

“Porque es la vida y no la muerte la que carece de límites” (GABO)

Dr Jorge Di Iorio

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