16 Dic Epidemiología de la disfunción eréctil
La disfunción eréctil, término actualmente más utilizado para referirse a la impotencia, es definida como la incapacidad persistente para obtener y/o mantener una erección suficiente para una relación sexual satisfactoria. Es un problema de salud con una elevada prevalencia, que puede afectar a más del 50% de los hombres con edades comprendidas entre 40 y 70 años, lo que podría equivaler a más de 30 millones de hombres en los Estados Unidos y más de 100 millones en el mundo.
Considerado por muchos un problema menor, la disfunción eréctil afecta de manera importante la calidad de vida del individuo, teniendo un impacto negativo en sus relaciones no solo de pareja, sino comprometiendo también de manera muy frecuente sus relaciones interpersonales en los planos productivos, laborales y sociales en general, con una frecuente pérdida de la autoestima y sensación de inferioridad.
Si bien inicialmente se consideró durante décadas un trastorno puramente psicológico, a medida que se fue profundizando en el conocimiento de la fisiología de la erección y perfeccionando las técnicas diagnósticas, sabemos hoy que en la mayoría de los pacientes mayores de cuarenta años existe algún grado de compromiso orgánico, y frecuentemente multifactorial. Diabetes, enfermedad cardiaca, hipertensión arterial, tabaquismo, dislipemia, enfermedad neurológica y fármacos entre otros son claros causales de disfunción eréctil. Los factores de riesgo vascular compartidos entonces en la mayoría de estas situaciones están entre los principales factores etiológicos. De hecho, la asociación entre enfermedad vascular e impotencia es bien conocida y plenamente documentada, al grado que se admite ampliamente la etiología vascular en la mayoría de los casos de disfunción eréctil de causa orgánica.
La disfunción eréctil es el principal motivo de consulta en andrología y el 62 % en nuestro servicio.
Uno de los primeros estudios serios y utilizando metodología científica fue el llamado Reporte Kinsey. Alfred Charles Kinsey (1894-1956), fue un biólogo estadounidense catedrático de zoología que trabajó inicialmente en la taxonomía de la avispa de las agallas, en la que llegó a ser una autoridad mundial.
Posteriormente fundó el Institute for Sex Research Inc para investigar el comportamiento sexual humano, apoyado económicamente por la fundación Rockefeller, donde aplicó rigurosamente la metodología científica como aprendió a hacerlo en zoología. Así sus estudios de encuestas en sexología contaban con un importante equipo de científicos: zoólogos, psiquiatras, psicólogos sociales, estadísticos, consultores, etc.
Sus investigaciones pioneras en este campo dieron lugar a dos controvertidos trabajos de gran repercusión. Los descubrimientos de Kinsey y sus colaboradores, basados en entrevistas realizadas a 18.000 hombres blancos y mujeres, fueron publicados en “Comportamiento sexual en el hombre” (1948) y “Comportamiento sexual en la mujer” (1953).
Ambas obras desataron un gran escándalo por lo polémico del tema abordado y su metodología poco ortodoxa. Aún así abrieron el camino a un acercamiento científico de la sexualidad humana y a posteriores estudios sobre la misma.
Dicho estudio encontró una prevalencia de la impotencia del 1% antes de los 19 años, 3% entre los 19 y los 45 años, 7% entre los 45 y los 55 años y 25% entre los 56 y los 75 años.
Pero sin duda lo más controvertido, escandaloso y polémico de sus estudios fueron las revelaciones sobre el comportamiento de hombres y mujeres americanos de una sociedad hipócrita considerada hasta entonces demasiado “puritana”, lo que motivó que no pocos lo denostaran y acusaran de manipular los datos en un afán de ganar protagonismo.
Entre otras revelaciones de Kinsey el 86% de los hombres y el 50 % de las mujeres jóvenes menores de 30 años habían tenido relaciones sexuales prematrimoniales, el 97% de los hombres se había comportado sexualmente, al menos una vez en su vida, de manera penada por la ley americana (sexo con niños, violaciones, nudismo, etc.), el 70% había tenido relaciones con prostitutas y el 40% de los hombres casados había tenido relaciones extramatrimoniales. Pero sin duda la revelación más escandalosa del informe Kinsey fue la referida a las prácticas homosexuales del hombre americano. El 37% había tenido al menos alguna experiencia homosexual, el 13% era predominantemente homosexual y el 4% era exclusivamente homosexual.
El mas importante estudio de prevalencia de la disfunción eréctil es el “Estudio del envejecimiento masculino de Massachussets” que se conoce como MMAS por sus siglas en inglés (Massachussets Male Aging Study) y que consistió en el estudio de una muestra aleatoria de 1290 hombres no institucionalizados entre 40 y 70 años de edad realizado entre 1987 y 1989 en 11 ciudades del área de Boston. El referido estudio arrojó una tasa general de prevalencia de la disfunción eréctil del 52% de los hombres estudiados si consideramos sus tres grados (leve, moderada y severa). Cuando se consideran solo los grados moderado a severa el porcentaje fue del 34.8%. La edad fue la variable más fuertemente asociada, siendo del 39% a los 40 años, 48% a los 50 años 57% a los 60 años y 67% a los 70 años de edad.
Otras condiciones médicas asociadas a impotencia fueron diabetes, hipertensión arterial, enfermedad cardiaca, enfermedad digestiva (principalmente úlcera), artritis, fármacos cigarrillo y depresión.
En términos generales la tasa general de impotencia del referido estudio fue del 52%, siendo del 17% para las formas leves (disfunción en pocas oportunidades), 25% para las moderadas (ocurrencia en menos del 50% de las veces) y 10% la impotencia completa (disfunción del total de las oportunidades).
En nuestro medio, el primer estudio uruguayo de prevalencia de la impotencia sexual masculina fue realizado en el año 1998 por el Profesor Gastón Boero y la consultora Teresa Herrera y asociados tomando como muestra entrevistas realizadas a hombres de entre 20 y 70 años de la región Metropolitana (Montevideo, La Paz, Las Piedras y Ciudad de la Costa). Dicho estudio arrojó un 22% de hombres con algún grado de impotencia, lo que supone aproximadamente unos 93.000 individuos, y extrapolando los datos al total del país serían aproximadamente 210.000 uruguayos con disfunción eréctil. Cabe destacar que el porcentaje es inferior a las casuísticas norteamericanas ya que ellos tomaban hombres a partir de los 40 años y el estudio uruguayo a partir de los 20 años. El grupo de hombres jóvenes de los 20 a los 29 años son principalmente saludables y con baja prevalencia de disfunción eréctil (aproximadamente 1%), y, si la presentan es habitualmente de origen psicológico, del inicio de la vida sexual por falta de auto confianza, mala técnica sexual, etc. El grupo de los 30 a los 39 años de edad es el menos afectado, donde frecuentemente se ha superado la conflictiva emocional juvenil del inicio sexual y aún no han comenzado a aparecer los daños orgánicos relacionados a los factores de riesgo vascular y enfermedades degenerativas, metabólicas y otras mas propias de la edad. Llegados a este punto es importante destacar que si bien la edad es una de las variables mas frecuentemente asociadas por las obvias razones ya mencionadas, la impotencia no es necesariamente una consecuencia inevitable de ella.
Dr Jorge Di Iorio
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