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Inapetencia Sexual Masculina (o disminución de la libido)

Inapetencia Sexual Masculina (o disminución de la libido)

Inapetencia Sexual Masculina (o disminución de la libido)

Definición

Denominamos científicamente “Libido” al deseo sexual, tanto masculino como femenino. Abordaremos aquí la “libido” masculina. El término proviene del latín y significa “deseo”, “pulsión”, “lascivia” y se utiliza en medicina y psicología para expresar el deseo sexual del individuo.

Del punto de vista psicoanalítico significaría la fuerza creadora, el impulso fundamental.

Para muchos es la fuerza que mueve al mundo y está directamente relacionada con la frecuencia de la actividad sexual, sea de relación con la pareja o por la vía de la masturbación.

¿Qué es “normal”?

De la misma manera que cuando abordamos la frecuencia sexual, con la cual la libido está íntimamente relacionada, escribimos que en sexología acostumbramos no hablar de “normalidad”, sino preferimos mencionar “promedios”, así acostumbramos responder que el “promedio” de actividad sexual es de aproximadamente una a dos relaciones por semana, dependiendo de la edad de los integrantes de la pareja, tiempo que se conocen, tiempo disponible, tiempo que conviven, requerimientos de cada uno, etc. La mayoría de las veces es importante también considerar lo que está bien o mal para cada uno de ellos. Así, una pareja que tenga una relación cada quince días o cuatro relaciones en la semana, si son satisfactorias y está bien para ambos no deberían ser motivo de problemas ni consideraciones de ninguna especie. Ahora si uno está satisfecho cada quince y el otro desea que sea diariamente, estamos en problemas…
Es también muy frecuente que el hombre con una disfunción sexual modifique para más o para menos su frecuencia sexual debido a su problema, principalmente ante la disfunción eréctil (impotencia). Así, afectado por el temor al fracaso disminuye su actividad para no enfrentar algo que le es frustrante, o en su desesperación para “probarse” lo intenta mucho mas e lo que lo hacía antes de presentarse el problema.
Por supuesto todas estas situaciones “disfuncionales” ameritan la consulta con el especialista, que en la mayoría de las situaciones tienen rápida solución.


Determinantes de la “Libido”

De lo mencionado anteriormente vemos varios factores psicológicos que pueden influenciar en el deseo sexual, para mas o para menos.

Para mas: una buena relación de pareja, un buen desempeño sexual, un buen estado de salud general, el inicio “apasionado” de una nueva relación en lo que se conoce como fase de “enamoramiento”, etc.

Para menos: lo contrario a cada factor enumerado precedentemente, esto es, conflictos de pareja, enfermedades, disfunciones sexuales que llevan a la frustración sexual, desgastes a veces irreversibles en la pareja, etc. Se agregan mal dormir (por ejemplo asociado a apnea del sueño), estrés, problemas económicos, conflictos familiares, agotamiento físico y a veces sexual (exceso de masturbación), drogas (principalmente marihuana), etc.

Sin embargo hay algunos factores especialmente importantes a considerar por su elevada presentación a nivel clínico:

Disminución de la libido secundaria a otra disfunción sexual (factor psicológico de “protección” o “defensa”).

También denominada inapetencia sexual secundaria (ya que es secundaria o causada por la otra disfunción).

Aquí el hombre con una disfunción sexual importante, principalmente impotencia o eyaculación precoz severa verá disminuida su libido debido a lo frustrante de su sexualidad, lo que frecuentemente es frustrante también para su pareja y suele deteriorar el vínculo entre ambos. Esta disminución del deseo muchos lo consideran un factor de “protección” psicológico contra la frustración, algo así como: “no tengo relación sexual -que ya de por sí es frustrante- ya que no tengo deseo”. Así, afectado por el temor al fracaso disminuye su actividad para no enfrentar algo que le es frustrante, o algunas veces al contrario en su desesperación para “probarse” lo intenta mucho mas de lo que lo hacía antes de presentarse el problema. Aquí en el interrogatorio lo aclara, “no es que esté con mas deseo, lo hago para probarme”. Es Temor al Fracaso lisa y llanamente.

Disminución de la libido “medicamentosa” o “iatrogénica”

Muchos fármacos pueden causarla, principalmente casi todos los psicofármacos (ansiolíticos, hipnóticos, antidepresivos, antipsicóticos, etc.), antihipertensivos (principalmente betabloqueantes como propanolol y atenolol), medicamentos de uso gástrico (cimetidina, ranitidina, omeprazol, metoclopramida, etc.)

Disminución de la libido hormonal (orgánica).

Es la más importante que vemos ya que obviamente no mejora por ningún medio que no sea su identificación mediante estudios sanguíneos de laboratorio y tratamiento específico. Con frecuencia son pacientes mal diagnosticados ya que al presentar concomitantemente otros problemas, como conflictos de pareja, económicos, medicamentos, etc. el médico tratante cree que su disfunción solo obedece a esto y no son estudiados debidamente. Las principales hormonas a determinar en primera instancia son la testosterona libre y la prolactina. También podemos solicitar hormonas tiroideas (TSH, T3, T4), LH (hormona luteinizante) y FSH (hormona estimulante de los folículos).

Las más frecuentes y específicas alteraciones hormonales que encontramos ante la disminución de la libido son la disminución de la Testosterona libre y/o el aumento de la Prolactina (hiperprolactinemia).

La testosterona puede estar baja por varias causas: edad (ver tema “Andropausia”) traumatismos testiculares, historia previa de daño testicular, orquitis urleana (o “paperas” con compromiso testicular), testículo mal descendido al nacer (testículo ectópico), exceresis quirúrgica de testículo habitualmente por cáncer testicular, etc. Aquí es importante el examen físico que generalmente detecta uno o ambos testículos disminuidos de tamaño, reblandecidos o ausentes. También otros caracteres sexuales que deben presentarse normales como implante de vello corporal, barba, distribución de grasa corporal, etc (ver examen físico).

La prolactina, también llamada “hormona del estrés” no puede estar elevada. Se eleva ante el estrés, tumores hipofisarios, drogas, etc.

El estudio se completa con el resto de las rutinas de laboratorio glicemia, hemograma, acido úrico, perfil lipídico, funcional hepático, funcional renal y PSA- antígeno prostático. Las alteraciones a nivel hormonal son tratadas por el Endocrinólogo del servicio.

Es fundamental el continuo control urológico de los pacientes en tratamiento de sustitución con testosterona, cualquiera sea su presentación.
Por supuesto todas estas otras situaciones “disfuncionales” ya mencionadas que suelen coexistir y a veces provocar la inapetencia sexual (disfunción eréctil-impotencia, disfunciones eyaculatorias, principalmente eyaculación precoz) ameritan su tratamiento, que en la mayoría de las situaciones tienen rápida solución.

Dr. Jorge Di Iorio

Director de Androclinica

Androclinica: www.androclinica.com

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