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¿La Actividad Sexual interfiere sobre el rendimiento físico del deportista de alta competitividad?

¿La Actividad Sexual interfiere sobre el rendimiento físico del deportista de alta competitividad?

¿La Actividad Sexual interfiere sobre el rendimiento físico del deportista de alta competitividad?

¿Justifica “Concentrar” a los jugadores?

“Mens sana in corpore sano” reza la cita romana de las “Sátiras de Juvenal”, poeta que a fines del siglo I realiza una cruel y descarnizada crítica a su ya decadente sociedad pagana romana contemporánea, y que si bien hoy interpretamos como una exaltación a mantener el estado físico para que la mente acompañe, originariamente se refería a la necesidad de orar para mantener un equilibrio entre la mente y el cuerpo. La cita completa es:” Orandum est ut sit Mens sana in corpore sano” que se traduce como ” debemos orar para mantener el espíritu y cuerpo sano” y quizás sea lo que explique la permanencia y conservación de la obra completa de Juvenal en monasterios cristianos medioevales en una época que cualquier manuscrito sospechoso de atentar contra la Iglesia era “purificado” en la hoguera de la Inquisición.

Si bien fue latino el axioma fueron los griegos quienes llevaron al máximo el espíritu del deporte y el culto a la belleza física, al punto que interrumpían sus guerras para la realización de sus justas deportivas. Las principales se realizaban cada 4 años desde el 776 a.c. en Olimpia en homenaje a Zeus Olímpico, los competidores eran hombres griegos libres, jóvenes y amateurs. Los juegos estaban vedados a las mujeres que no podían ni siquiera entrar a los estadios, y los hombres competían desnudos durante cinco días, el único premio era la fama y una corona de laureles.

La exaltación al cuidado corporal y a la práctica deportiva como formando parte del binomio cuerpo-espíritu indispensable para la salud física y mental están presentes en el pensamiento humano desde la mas remota antigüedad, al igual que la sexualidad.

Sin embargo la relación entre ellos no siempre ha sido clara y frecuentemente encontramos versiones contradictorias cuando analizamos esa interacción deporte-sexualidad. Podemos decir que existe una interacción (positiva o negativa) entre el deporte y la sexualidad?

Es frecuente hoy día asistir a opiniones encontradas desde el propio ámbito profesional en que ante una misma situación que involucra deportistas de alta competitividad como en el caso del fútbol profesional, algunos directores técnicos “concentran” a sus equipos con impedimentos, entre otras de la actividad sexual, mientras otros la estimulan, o la propia consulta de nuestros pacientes que, a veces extenuados por el ejercicio físico (“sobre entrenados”) no rinden en la cama como deberían no entendiendo que esto sea causado por una actividad “tan sana y recomendable”. Que es cierto y que equivocado trataremos de analizar a continuación.

Definición de Deporte según la Real Academia Española: “Actividad física, ejercida como juego o competición, cuya práctica supone entrenamiento y sujeción a normas”

Creemos que lo más importante es analizar:
¿ La actividad sexual puede interferir en el rendimiento deportivo?

Para comenzar analizaremos algunos hechos científicamente comprobados.
La actividad física regular es indudablemente beneficiosa para el organismo en general y para la sexualidad en particular, actuando a nivel físico y psicológico. Mejora la oxigenación de los tejidos, aumenta el nivel de colesterol HDL (colesterol bueno), libera endorfinas (efecto analgésico), quema calorías y mejora la tolerancia a la glucosa, con lo que es especialmente benéfico frente a sobrepeso y diabetes, factores de riesgo vascular, con lo que disminuye el riesgo de parecer problemas vasculares como el infarto agudo de miocardio, accidentes vasculares cerebrales y también la Impotencia, una de cuyas principales etiologías es vascular.

En contrapartida, el sobreentrenamiento, los deportes altamente competitivos principalmente en hombres adultos pueden llevarlos a un estado de agotamiento no compatible con una vida sexual placentera. Vemos frecuentemente hombres de más de 40 años que consultan porque luego de horas de sesiones de gimnasia intensa que incluye aparatos y actividad anaeróbica no tienen el rendimiento sexual que anhelan.

La actividad sexual reporta beneficios similares, ya que como actividad física que es también colabora a la oxigenación de los tejidos, quema calorías, libera endorfinas (efecto analgésico) y testosterona, es relajante y desestresante además de mejorar la calidad del sueño. Con respecto al consumo calórico un acto sexual promedio consumiría unas 150 calorías, el equivalente a subir dos pisos por escalera. Otros efectos en estudio serían actuar como factor protector sobre el cáncer de próstata, en relación directa a mayor frecuencia eyaculatoria y como factor protector contra la fibrosis peniana, enfermedad degenerativa del pene, una de cuyas causas sería la mala oxigenación del órgano, como se ve en pacientes que por alguna razón están mucho tiempo sin erección.

Volviendo a nuestro planteo inicial:

¿ La actividad sexual puede interferir en el rendimiento deportivo?

Podemos afirmar esto es falso. El desgaste físico-energético del acto sexual de aproximadamente 150 calorías, equivalente a subir dos pisos por escalera, fácil y rápidamente recuperable consumiendo una banana y un jugo de naranja.

La estrategia deportiva de seleccionados de “concentrar” sus jugadores con el afán de ahorrar pérdidas energéticas basados en este “ahorro” no tiene fundamento científico y son conocidos los relatos de equipos que permitieron a sus jugadores la actividad sexual inclusive compartiendo habitación con sus (respectivas, obvio…) parejas. Los casos mas famosos fueron el seleccionado brasilero campeón del Mundial de Suecia en 1958 (los jugadores escapaban de la concentración), el equipo holandés en la copa del Mundo de Argentina de 1978 que salió vicecampeón y la selección de Alemania en la Copa México 1986, también vicecampeón. Claro que… ¡¡Tampoco sirve como estrategia para vencer!! En el Mundial de Corea-Japón de 2002 el Campeón anterior, Francia, adoptó la misma modalidad de concentración y quedó eliminado en la primera rueda.

Evidentemente otros factores participan del rendimiento deportivo, además de la obvia capacidad de cada equipo. En el tema que nos ocupa no es lo mismo la vida tranquila y saludable de un jugador con su pareja estable, buen entrenamiento físico y alimentación equilibrada, que un grupo de jugadores sin pareja saliendo a hacer vida nocturna en tours frecuentemente asociados a excesos alimenticios con alcohol, cigarro y drogas, como ya se han visto no hace mucho tiempo. Tampoco es muy sensato esperar que simultáneamente todos los integrantes del equipo se sincronicen a mantener desenfrenadamente relaciones sexuales la noche previa a una final, en lo que no sería una buena estrategia colectiva.

Creemos que aquí debería simplemente primar el buen censo y la cordura, no muy frecuentes en el ambiente deportivo.

Dr. Jorge Di Iorio

Androclinica: www.androclinica.com

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