16 Ago La Erección. Historia pasada y reciente
“Cuando el miembro no se excita y no consigue realizar el coito
es señal de frigidez de la naturaleza,
pero cuando excitado no consigue tornarse erecto
entonces es señal de brujería”
Malles Malleficarum (manual para inquisidores), 1497
La erección es un fenómeno que captó la atención del hombre desde los albores de su aparición sobre la tierra y encontramos representaciones artísticas de la misma desde la era prehistórica. El hombre primitivo no tenía como comprender el funcionamiento de su organismo en general, ni su erección en particular. Los problemas de erección eran frecuentemente adjudicados a castigos de los dioses o a brujería como reza la cita al inicio del tema, presente en el manual de los inquisidores denominado “Malleus Malleficarum” o “El Martillo de las Brujas”, que dominó la creencia popular desde la Edad Media, y, muchas veces, hasta el presente.
A partir del Renacimiento y de la mano del arte comienzan las primeras descripciones prolijas de los órganos sexuales en occidente, como así también los primeros tratados de anatomía, medicina y ginecología. La mente humana comienza a modelarse dentro de la observación de los fenómenos, primordio del Método Científico y van surgiendo los primeros investigadores de una nueva era.
El hombre mas completo del Renacimiento fue sin duda Leonardo Da Vinci (1452-1519), genio universal en las artes, que se destacó como pintor, arquitecto, inventor, mecánico e ingeniero, filósofo y matemático. Incursionó además en el arte militar, desarrollo urbano, cartografía, hidráulica, botánica, geología óptica y anatomía. Colaboró con el matemático italiano Luca Pacioli en su obra “La Divina Proporción”, que trataba sobre la relación armónica entre los diferentes segmentos de una recta, conocida también como “sección áurea”.
A pesar de la creencia religiosa cristiana acerca de la resurrección, con la consiguiente prohibición inicial en el trabajo sobre los difuntos que dificultaba la obtención de cadáveres para disecar, lentamente las autopsias se fueron realizando, generalmente al inicio con anuencia eclesiástica. Leonardo Da Vinci y Andrea Vesalius fueron dos de los mas importantes estudiosos en esta área.
Su inquietud científica lo llevó a disecar más de 30 cadáveres a medianoche, para comprender mejor la anatomía, contando para ello con el apoyo de sus protectores florentinos, los Médicis. Nos legó más de 700 diseños anatómicos de sus observaciones, pero que lamentablemente para la época quedaron ocultas y los investigadores de entonces no pudieron valerse de sus notables estudios.
La mayoría de su producción científica pasó desapercibida en su época debido a que era prácticamente indescifrable para sus contemporáneos.
Nunca pudo aprender latín y griego, los idiomas cultos de la época y su obra nos la legó en toscano, con una especial caligrafía al revés, de derecha a izquierda, que debía leerse con la ayuda de un espejo, en parte por ser zurdo y quizás en parte por su predilección por lo oculto.
Realizó por primera vez dibujos anatómicos del cuerpo humano en corte transversal, el útero con un feto en su interior en la posición correcta, la médula espinal, el corazón y la circulación así como la genitalia femenina y masculina.
Del punto de vista anatómico sexológico destaca su dibujo dinámico “De Coitus”, que muestra una pareja en el momento del acto sexual, de pié, en corte transversal. El pene en erección, está firmemente inserido en la vagina. Si bien Leonardo sabía que en la erección había un aumento de flujo sanguíneo hacia el pene, permanecían fuertemente arraigadas creencias erróneas, la hipocrática de que el esperma venía de diferentes lugares, la galénica que afirmaba que la respiración era vital para la erección, y otra que afirmaba que el esperma era formado en la médula espinal y se acumulaba en el cerebro. En su dibujo vemos así canales inexistentes que llevan el semen al exterior bombeado por el corazón, conectados con la médula espinal y los pulmones, que le transmite “el aliento vital”. En la mujer, canalículos inexistentes comunican útero y senos, quizás buscando afirmar la convicción hipocrática de que la sangre menstrual se transformaba en leche para amamantar.
En su obra “Della Vergha” (Acerca del pene) Leonardo relata “el pene no obedece las órdenes de su amo y no intenta entrar en erección ni encogerse según la voluntad de éste. Sin embargo se pone erecto cuando su dueño está dormido. Debe decirse entonces, que el pene cuenta con vida e inteligencia propia, al margen de cualquier esfuerzo de la imaginación del hombre”.
En 1573, Varolio fue uno de los primeros anatomistas en dedicarse a los órganos genitales. Estudiando las raíces del pene descubre que los músculos isquio y bulbo-cavernosos al contraerse dificultan el drenaje venoso mejorando la erección. Lo describe como “músculo erector”.
Basado en estas observaciones, en 1668 Regnei de Graff, mas conocido en la posteridad por su contribución al estudio del aparato reproductor femenino, provoca una erección inyectando agua a presión en la arteria hipogástrica de un cadáver fresco, valiéndose para ello de su promisorio invento, una de las primeras jeringas casi como las conocemos hoy. Concluye que la erección era resultado de éxtasis venosa inducida por los músculos perineales.
Posteriormente los estudios experimentales en animales vivos y su comparación con el ser humano siguieron dilucidando el mecanismo productor de la erección.
Los primeros cirujanos vasculares
En 1902, Wooten, basado en las observaciones de de Graff, que afirmaba que la interrupción del flujo venoso del pene mejoraría la erección, propone la cura quirúrgica de la impotencia ligando la vena dorsal del pene.
En 1908, Lydston, publica los resultados de 100 cirugías de resección de la vena dorsal del pene. Afirmaba que otros no alcanzaban su misma tasa de éxito porque ligaban la vena dorsal superficial y no la dorsal profunda. Debían ligar además todas las venas adicionales encontradas. El refería que cuanto mas se impresionara el paciente con su buena erección más aumentaría su autoestima. Era contra los tratamientos exclusivamente psicológicos, afirmando que lo que el paciente anhelaba era la restauración rápida de su potencia. Lo psicológico mejoraría luego de restaurada su erección, sin necesidad de psicólogos. Otra posición obcecada aún vista en algunos especialistas “organicistas” que obvian elegantemente la necesidad de terapia sexual en el tratamiento de sus pacientes “orgánicos”.
Los primeros implantes peneanos
Ya Aristóteles conocía la existencia de un hueso intrapeneano en algunos mamíferos como el lobo y el oso, punto de partida de las primeras tentativas de corrección de la impotencia mediante el implante de objetos rígidos intracavernosos.
Las primeras cirugías de este tipo se realizaron a pacientes amputados y mutilados de guerra, cuyos miembros eran reconstruidos a partir de tubos de piel de la pared abdominal en cuyo interior se implantaba una costilla, que progresivamente se iba separando de la inserción abdominal hasta agregarle una nueva uretra. Los resultados obviamente no eran muy alentadores y a largo plazo estos implantes óseos o cartilaginosos terminaban siendo reabsorbidos.
Bogoras en 1936 realiza una de las primeras cirugías de este tipo con implante de cartílago de costilla, afirmando que era apto “no solo para orinar sino también para mantener relaciones sexuales”.
Otros avances diagnósticos
En 1940 Leriche describe la asociación impotencia – obstrucción arterial del cono aórtico.
Ese mismo año Halverson describe las erecciones espontáneas nocturnas en lactantes.
En 1944 Ohlmeyer las describe en hombres adultos entre 20 y 40 años.
En la década del 50 Aserinky y Kleitman reportan la existencia de movimientos oculares rápidos o “Rapid eye moviments” durante determinadas fases del sueño, que se denominarán por tanto “Rem” o “sueño Rem”, durante la fase uno del Electroencefalograma. Aserinsky notó también la asociación entre esta fase del sueño y aquellas erecciones nocturnas descriptas por Ohlmeyer. En la década del 60, Karacan reporta episodios de tumescencia y erecciones nocturnas asociadas al 80% – 90% de los períodos de sueño Rem en adultos sanos.
En la década de los 70, Jean François Ginestie, radiólogo francés, y Vaclav Michal, cirujano vascular checoslovaco, describen simultánea e independientemente arteriografías pudendas que confirman obstrucciones en pacientes impotentes.
En 1976 Karacan, estudiando 2000 hombres sanos entre 3 y 79 años de edad describe erecciones espontáneas nocturnas en todos ellos y concluye que el estudio de estas erecciones puede ser de valor en el diagnóstico diferencial entre las disfunciones eréctiles de origen psicológico y orgánico.
Apoyando esta línea de estudios, en 1980 Barry propone el stamp-test, en el cual se utilizaban estampillas postales que ajustadas en forma de anillo sobre el pene al acostarse, cedían por el troquelado al ocurrir la erección nocturna.
EL Dr Ronald Virag
En 1982, el diagnóstico y tratamiento de las disfunciones eréctiles sufre un vuelco radical cuando el médico francés Ronald Virag (cirujano vascular), durante una cirugía arterial en un paciente impotente con gran espasmo arterial, inyecta papaverina, sustancia vasodilatadora derivada del opio, con el objetivo de eliminar el vasoespasmo que le dificultaba su trabajo de anastomosis, produciendo así una erección prolongada y dando inicio a una nueva época en el estudio de los mecanismos fisiológicos de la erección.
El propio pionero, Dr. Virag lo describe modestamente como “Una observación privilegiada”.
Es el comienzo de una nueva era. Creemos firmemente que la historia de la andrología y del estudio de la erección y la disfunción eréctil- impotencia, tiene un antes y un después del descubrimiento del Dr. Ronald Virag, el verdadero pionero. Hasta ese momento los médicos no teníamos como producir una erección controlada en un laboratorio de estudios ni mayores medios diagnósticos. A partir del descubrimiento del Dr. Virag la clase médica comienza a producir erecciones controladas en laboratorio en individuos sanos y pacientes con diferentes problemas de erección intentando definir padrones de comportamiento normal y de las diferentes patologías. Comienzan a aparecer nuevos metodos de estudio.
En diciembre de 1988 culmino en Uruguay la carrera de Dr en Medicina y al día siguiente de recibir mi diploma me traslado a Sao Paulo, Brasil a integrarme a la Clínica del Dr Roberto Tullii, un equipo de cirujanos vasculares dedicados casi exclusivamente al estudio y tratamiento de la disfunción eréctil, uno de los equipos pioneros de investigación en el mundo.
Los estudios iniciales que realizabamos a estos pacientes eran la inyección intra peneana de esta sustancia (papaverina) en diferentes cantidades estimulandolo simultaneamente con videos de contenido erótico. Teníamos padronizadas diferentes respuestas que nos orientaban a diversas patologías. Los hombres que nos impresionaban ser portadores de participación orgánica eran estudiados con otros exámenes para evaluar el componente neurológico, hormonal o vascular (arteriografías, cavernosografías, flebografías, cavernosometría, etc) algunos de alta agresividad, pero era lo que existía en la época. Diferentes tipos de cirugías iban apareciendo, cambiando y desapareciendo visto el poco éxito de las mismas (revascularización peneana, fuga venosa, cirugías mixtas, etc). Frecuentemente no nos quedaba claro el mecanismo del problema del paciente, porque no mejoraba con nuestros tratamientos o cómo había mejorado a pesar del mismo. Recuerdo claramente un paciente con una impotencia severa que llevaba años sin penetrar. Había realizado todos los estudios de metodología diagnóstica y estaba retornando a que nuestro equipo le informara nuestro “veredicto” y el tratamiento. El diagnóstico había sido tajante, presentaba una impotencia severa de orígen orgánico y nuestro consejo era una intervención quirúrgica. El paciente nos respondío, “todo bien, hago lo que Uds. me digan pero yo, desde que vine a hacer el test de la papaverina he tenido relaciones sexuales normales todos los días”. Ese día marcó el comienzo de un nuevo protocolo de tratamiento no invasivo a todos nuestros pacientes, independientemente de la entidad del diagnóstico. Era el inicio de una era no intervencionista.
Con los años fueron surgiendo nuevos medicamentos, nuevos estudios y nuevos protocolos de estudio y tratamiento. Hoy tenemos una batería diagnóstica y terapéutica que nos permite identificar con exactitud las causas de una disfunción eréctil y su solución. Los tratamientos quirúrgicos son casi innecesarios. Pero mucho agua debió correr bajo el puente, mucho debimos estudiar y aprender los médicos y mucho, muchas veces, sufrieron nuestros pacientes. Es un poco la forma en que naturalmente, avanza la Ciencia.
Dr Jorge Di Iorio
Director de Androclinica