16 Ago La Iglesia Medioeval y las “Castraciones Musicales”
Desde épocas inmemoriales y seguramente conocida de forma fortuita, la castración (ablación testicular) era utilizada por los pueblos primitivos tanto para facilitar la domesticación de los animales, aumentar el valor de sus esclavos como para castigar a los prisioneros enemigos.
También se la realizaba por razones artísticas, para mejorar la voz.
Hubo una época en que la Iglesia Católica no permitía a las mujeres cantar en sus coros y por eso se empezó a recurrir a hombres castrados. A estos hombres se les retiraban los testículos antes de la pubertad, generalmente entre los 8 y 9 años de edad, luego de sedarlos, muchas veces con opio, lo que ya causaba no pocas muertes, algunos más morían por sepsis posquirúrgicas. Debemos recordar que las operaciones generalmente eran realizadas por los barberos. Muchos de estos jóvenes que fallecían a causa de la intervención, o luego en su vida adulta, no se les permitía ser enterrados en lugares sagrados, los “camposantos”, por no estar “enteros”. Muchos más nunca llegaban a triunfar vocalmente, sino que terminaban llevando una vida sexualmente miserable a causa de esta mutilación.
La castración impide el desarrollo y la madurez de la laringe del joven, así como los cambios fisiológicos normales de la pubertad, aumenta el desarrollo de la faringe y de la caja torácica, dando como resultado una calidad de voz “celestial”.
Así, aunque las mutilaciones innecesarias contrariaban la ley eclesiástica, las castraciones con este fin, llamadas por algunos de manera mas académica “sopranizaciones”, debido a que podían llegar a niveles de soprano a mezo-sopranos, eran toleradas porque producían música “que honraba a Dios” y abastecieron durante muchos años los coros de las iglesias, especialmente de la Basílica de San Pedro.
En 1859 las tropas francesas ocupan Roma y convencen al Papa Pio IX a promulgar un decreto papal que proscribe la castración “musical”, aunque en la práctica no ocurrió totalmente. El último “sopranizado” fue Alessandro Moreschi, cantante de la Capilla Sixtina, muerto en 1922.
El castrado más famoso fue Carlo Broschi, mas conocido como “Farinelli”.