16 Ago Onanía, el horrendo crimen de Onán”
En la “Edad Antigua”, griegos y romanos, nuestros ancestros culturales vivían su sexualidad de manera bastante desprejuiciada. Sus dioses inclusive tenían forma humana y vivían y sufrían la misma problemática terrenal, así, monogamia, poligamia, infidelidades e intrigas celestiales ocurrían paralelas a las palaciegas y de todos los mortales. Con la caída del imperio romano occidental (476 d,C.) se inicia el período mas oscuro de la humanidad, la “Edad Media”, dominado por el terrorismo fundamentalista de la Iglesia y que transcurre durante casi 1.000 años hasta la caída del imperio romano de oriente o Bizantino (1453 d.C.). Durante este período soplaron vientos de extrema represión sexual y contra la mujer que ya hemos abordado, principalmente a partir del Concilio de Trento (1545-1563), donde los teólogos de la época, y con el supuesto objetivo de defender el sagrado matrimonio “crean” pecados mortales que, asociados a situaciones generalmente comunes a la mayoría de sus fieles, se aseguran una gran masa “pecadora” que temerosa procurará sus templos en busca de la salvación. Le sigue “El Renacimiento”, época de regreso al pensamiento y los ideales grecorromanos y del renacimiento de la ciencia y el arte de la mano de hombres como Leonardo Da Vinci, Rafael, Miguel Ángel y Galileo Galilei, uno de los padres de la “Revolución Científica”. Sin embargo la represión sexual no cesa y persiste mucho tiempo mas, en mayor o menor grado, podríamos sin duda afirmar, hasta los días de hoy, a veces impulsada por campañas de diferente tipo. Una de ellas fue la impresión entre 1707 y 1715 en Londres de un panfleto católico titulado “Onanía, el horrendo crimen de Onan”, palabras mas palabras menos, de cuyo autor la historia no nos ha legado el nombre. La referida publicación se trata de una recopilación estúpida y desordenada, solo propia de mentes retrógradas donde describe toda suerte de trastornos físicos y mentales causados por la masturbación. En este ataque fundamentalista acusa a la masturbación de causar gonorrea (conocida entonces como espermatorrea), impotencia, convulsiones, adelgazamiento, úlceras, alteraciones mentales y del crecimiento masculino y femenino, llevando finalmente a la autodestrucción y muerte prematura entre otras. “Jóvenes sanos y robustos antes, al darse a este vicio abominable dejaron de crecer, se desgastaron y murieron víctimas de diferentes enfermedades”.
Inexplicablemente la publicación fue un éxito rotundo de librería, siendo traducido a varios idiomas y re impreso durante décadas varias veces. Un embrollón y charlatán llamado Johan Martens, miembro de la Sociedad de Cirujanos londinense, se adjudicó mas tarde la autoría, reclamando algo así como los derechos de autor y beneficiándose económicamente de algunas re impresiones posteriores.
Años mas tarde, inspirado en su éxito, otro charlatán, Samuel Augusto Tissot, médico suizo, intentará eclipsarlo, pero esa es otra historia.
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Dr. Jorge Di Iorio
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