17 Ago Por Favor, ¡Cuidado con el Pene!
Desde el inicio de las eras el macho del Homo Sapiens ha mantenido una muy especial relación con su miembro viril. Si bien lo ha acompañado a lo largo de la historia en las buenas y en las malas es frecuente que el hombre le adjudique la responsabilidad de sus conquistas y lo culpe de sus derrotas en la cama. En el contexto de la consulta sexológica es frecuente escuchar del paciente la frase “y por supuesto que esto que me ocurre se debe al tamaño de mi pene, ¿verdad doctor?”, claro que no!, yo diría que nunca se debe a eso…
Es que en la mente del hombre el pene debe cumplir con sus requerimientos en cuanto a dimensiones (ser grande, largo, grueso y de preferencia lindo) y en cuanto a su performance (siempre listo como un “Boy Scout”, dos por día, tres al hilo, dos sin sacarla y otras boberías por el estilo).
Y desde el inicio de la historia el hombre a tratado en las diferentes épocas y culturas solucionar estos problemas de dimensiones y funcionamiento, a su manera y con los elementos que tenía a mano. Así, el hombre primitivo espolvoreaba sus genitales para que “sobresalieran”, los decoraba o les colocaba diferentes “piercings” de manera ritual. También pedía ayuda a diferentes “profesionales” que intentaban a veces ayudar, a veces lucrar, como incluso en el presente.
Lo que vamos a abordar aquí son aquellas “maniobras” que hemos visto, a lo largo de la especialidad que algunos hombres han realizado sobre sus genitales, con suerte diversa, en su afán por aumentar sus dimensiones y/o su performance y que ya sospechamos cuando al examen físico en la simple observación detectamos manchas secuelares de hematomas antiguos a veces asociados a un aspecto “suculento” del órgano, que frecuentemente al examinarlo se complementa con fibrosis (señal de daño irreversible).
Hoy en día, con el advenimiento de Internet y el anonimato que ella proporciona vemos un bombardeo constante de ofrecimientos de medicamentos, dispositivos, cirugías y “manuales de ejercicios” con esta finalidad. La mayoría, por no decir todos ellos, carentes de todo argumento científico y seriedad y dirigidos casi exclusivamente a esquilmar potenciales “clientes”. Al tratarse frecuentemente de personas y/o instituciones no serias, es frecuente que partan de la base de presentar “medidas normales del pene” exageradas a fin de captar aquellos individuos que al no sentirse representados dentro de esa “normalidad” harán lo imposible por acceder al tratamiento ofrecido. Analizaremos a continuación los principales:
“Medicamentos”
Bajo la “presentación” habitual de cápsulas o cremas, con nombre rimbombantes y terminaciones sugestivas (XX, XXL, super, vigor, extralarge, plus y otras boberías por el estilo…), y frecuentes menciones a tratarse de productos “naturales”, son la forma mas rápida y sana de ser estafado. Sana si comparados con las cirugías y aparatos “elongadores” que veremos mas adelante, donde el daño es mucho mas probable, y a veces, irreversible.
Los componentes de estos elixires milagrosos desde sus “prospectos” y publicidades abarcan desde los proclamados y siempre vendedores “naturales” (aloe, centella asiática, yohimbina, Ginseng, Ginkgo Biloba, Damiana, Maca Peruana, Catuaba, avena Sativa, vitaminas, ) pasando por extraños “extractos” (minerales?) que pueden venir desde el Himalaya, el Aconcagua, el monte Fuji, etc ( aparentemente cuanto mas alto el origen sería mas efectivo…), hasta fármacos como preparados hormonales (testosterona, DHEA, etc), que se combinan en preparados prácticamente milagrosos donde combinan lo mejor de cada producto para, asegurar al final, que lograran un aumento de 6 a 8 cm de largo “siempre que sea utilizado de manera continua”, algunos afirman puede lograr hasta 20 cm.
La gran mayoría de estos productos llegan a los usuarios desde sex-shops, vendedores puerta a puerta o por Internet, mecanismos que saltean, obviamente los contralores de las agencias sanitarias que son los que garantizan la efectividad de las fórmulas y componente (inexistente todo eso aquí). La mayoría de esas sustancias no tiene ningún efecto sobre el desarrollo de los genitales y muchas de ellas pueden tener efectos adversos, a veces serios sobre el organismo. Para mencionar algunas, la yohimbina puede desencadenar fácilmente cefaleas, aumentos de presión arterial arritmias, etc, la testosterona está formalmente contraindicada en pacientes con cáncer de próstata y su uso debe ser extremadamente cauteloso en personas con problemas hepáticos, renales y jóvenes en desarrollo, pudiendo además dar positivo en los controles antidoping de los deportistas profesionales.
En la mayoría de los casos dudamos realmente contengan los principios activos que promocionan.
La consabida frase “si no está conforme con los resultados le devolvemos su dinero” acompaña muchos de estos productos.
Algunas consideraciones: No entendemos bien el argumento de producto “natural”. A veces parece que un tomate es mas natural que la carne o el petróleo y no entendemos el porque. El cianuro y el arsénico, por mencionar dos de los venenos mas antiguamente conocidos están presentes en la naturaleza. Lo mismo que el curare, extraído de raíces con que Jibaros y otros indígenas envenenan sus flechas, y el mas poderoso veneno conocido, también utilizado por indígenas de Panamá y Colombia es producido por la rana “Phyllobates Terribilis”, muy natural ella.
“Aparatos, Dispositivo, etc”
Podríamos decir que es el perfeccionamiento, mecanizado, de la misma estafa del párrafo anterior, solo que aquí la probabilidad de daño y pérdida de dinero es mayor.
El vendedor hace participar de su producto numerosos profesionales: médicos, ingenieros, investigadores, biólogos, estadísticos, etc, y los resultados avalados por numerosos estudios científicos de dudosa comprobación.
Hay diferentes tipos de “dispositivos”:
A) de tracción o “stretchers”:
Con mayor o menor grado de sofisticación ( y precio) consisten en cómodos aparatos que pueden simplemente afirmarse en el extremo del pene y conectado a pesas “traccionar” por efecto de la gravedad, o conectados a tornillos ir traccionando de manera continua y ajustable.
Generalmente parten de observaciones de pueblos primitivos que aparentemente deambulaban por el mundo con rocas colgando de sus genitales y que ya les aumentaban el tamaño…
Nunca vimos ningún paciente que hubiera alcanzado algún incremento de tamaño en su pene, pero si lesiones, obviamente por la tracción, algunas con secuelas irreversibles.
B) de vacío
Son aparatos inicialmente concebidos con la finalidad de producir una erección artificial mediante el efecto de vacío en torno al pene, observación que data ya desde 1917 y perfeccionada en 1961 por el Dr. David Osbon que inventa su propio dispositivo con el objetivo de tratar su impotencia, en una época sin los tratamientos actuales. Posteriormente, y con el objetivo de venderlo, le agregan el argumento de su utilidad para aumentar el tamaño del pene. Hoy se puede encontrar por Internet y en sex shops. También hemos visto numerosas lesiones por su uso.
C) “Magnéticos”
El punto alto del disparatario de la especialidad…el argumento es que los imanes atraen el hierro de los tejidos y hace crecer el pene. El usuario debería colocar el dispositivo en el bolsillo delantero del pantalón por el mayor tiempo posible. Omite, como un error técnico imperdonable, advertir sobre el riesgo si se lo coloca en el bolsillo trasero.
Cirugías
Aquí agrega, generalmente, la complicidad de un profesional.
Tipos:
A) de “elongamiento”
Todo comienza con un cirujano chino de sugestivo nombre, Long Daochau mas conocido como “Doctor Long” (no lo hubiera ayudado tanto si su nombre fuera Small o Short…).
El referido profesional “describe” en 1984 una técnica que consiste en seccionar el ligamento suspensorio del pene con lo que el miembro “cae” y da, en algunos casos la percepción de haber aumentado de tamaño cuando visto desde arriba. Hemos visto una variante que consiste en realizar el abordaje del ligamento por medio de una incisión en “V” invertida y cierre en “Y” invertida, lo que no cambia nada el resultado…
Obviamente desaconsejable. No aumenta el volumen y sí existen innumerables secuelas (hematoma, infección, necrosis, fibrosis, secciones accidentales de nervios y/o arterias, etc.), debiendo frecuentemente recurrir a nuevas cirugías para intentar corregir un pene que antes era normal y ya no volverá a serlo.
B) de “engrosamiento” o de “relleno”
La estrategia es aquí la de aumentar la circunferencia peneana mediante la colocación de diferentes productos ampliamente utilizados en cirugía y medicina estética para “rellenos”, lo mas utilizado es la propia grasa corporal (implante autólogo), pero puede también recurrirse a productos sintéticos de uso médico como el Metacrilato o PMMA (polimetacrilato de metilo), Hidrogel (polímero de carboxi metil celulosa), Kosmogel (poliacrilamida) o el ácido hialurónico.
En todos los casos lo único positivo, cuando lo hay, es un aumento de grosor pasajero, en flacidez y de efecto transitorio, ya que todos estos productos son finalmente, y en el mejor de los casos, reabsorbidos. En el caso de la grasa corporal la re absorción es más rápida y los efectos colaterales menores. En todos los casos y con todos los productos hemos visto una “migración” con acúmulo en torno al glande (por el efecto de la gravedad) y a veces serias complicaciones como infecciones, hematomas, dehicencia de sutura, abceso y necrosis que motivaron necesidad posterior de injertos de piel. En un caso se reportó un fallecimiento de un conocido cantante colombiano (Claudio Martell) y cinco años de prisión para el cirujano actuante (Dr. Ricardo Samitier).
En raras situaciones se han visto estas maniobras realizadas por personal no médico (enfermeros, el propio paciente, esteticistas, etc) y/o de relleno con material no médico (silicona industrial, aceites, etc.) donde obviamente los efectos secundarios son mucho mas graves y frecuentes.
“Ejercicios Naturales o Método Jelquing”
O “Ejercicios Naturales” a lo que volvemos a agregar…¿por qué naturales? ¿hay ejercicios artificiales? ¿no hay ejercicios orgánicos?
Suelen venderse por Internet como “Manuales”, donde el usuario (cliente? Paciente?) adquiere previo pago las instrucciones de estos ejercicios.
El argumento vendedor es aquí una antigua técnica árabe, china, egipcia, etc transmitida de padres a hijos de generación en generación, etc, etc…hay también variantes taoístas del Tantra y el Kamasutra, el Ying, el Yang y otras tonterías. Por lo general todas ellas consisten en ejercicios del tipo de “exprimido” u “ordeñe” del pene y que asegura, “de manera segura y efectiva el aumento de tamaño tanto en grosor como en longitud del miembro, de forma permanente” también agregan habitualmente que “mejoran la fertilidad y la erección”.
Las variantes mas “espirituales” aconsejan “visualizar firmemente el pene para enviar mas energía positiva mientras uno se concentra en la respiración” (¿?). También afirman sería importante enviar energía al glande y estimular el perine simultáneamente, en fin, hacia delante y atrás, nueve veces. Otros aconsejan además sumergir el pene en agua tibia y fría intercaladamente.
Frecuentemente pacientes portadores de estas lesiones intentan ocultar inicialmente haber realizado estos procedimientos, pero al profundizar el interrogatorio terminan aceptándolo.
Otras situaciones menos frecuentes
En dos oportunidades vimos pacientes que se hacían picar el pene, previo al coito por abejas, en un intento por incrementar su tamaño por el proceso inflamatorio agregado, uno de ellos con la colaboración de su esposa que también encontraba pequeño el pene de su marido.
En una oportunidad se lo hacía picar por un tipo de araña y avispas también previo al coito.
Las tres situaciones eran pacientes brasileros con penes de dimensiones totalmente normales. Uno de ellos terminó requiriendo una cirugía de implante de prótesis debido en parte a los daños causados. Uno era apicultor y basaba su estrategia en el mecanismo de acción de la apiterapia.
En la época que se utilizaba la papaverina pura en inyección intrapeneana (posteriormente se dejó de usar ya que también causa lesiones), un paciente adicto a las drogas compró comprimidos de papaverina que se utilizaba como antiespasmódico, las molía sobre una cuchara, las calentaba con un encendedor, aspiraba el preparado con una jeringa y se lo inyectaba en el pene previo al acto sexual. Le causó fibrosis irreversible ya que los comprimidos tienen como excipiente talco para la vía oral, que inyectado se depositó sobre el tejido cavernoso lesionándolo.
Un paciente italiano mecánico se inyectaba aceite de oliva para engrosar el pene con poco éxito (obvio). Posteriormente se pasó al aceite quemado de motores ya que “tenía mas cuerpo”. El aceite se terminó impregnando en las estructuras subcutáneas del pene motivando muy serias lesiones que requirieron diferentes cirugías para extraer los tejidos afectados e injertos de piel posteriores. Tuvo suerte no haber tenido complicaciones infecciosas. El día del alta preguntó si el aceite de oliva se lo podía volver a inyectar.
Vistas todas estas situaciones obviamente no nos sorprende cada tanto los reportes de individuos a lo largo del orbe que asaltados por algún morbo particular colocan su miembro en los aspiradores de las piscinas con las lesiones y vejámenes imaginables.
Conclusiones
Como dijimos anteriormente en el caso quirúrgico son procedimientos que requieren ser perpetrados, generalmente, con la complicidad de un profesional. Aquí debería agregarse una discusión ética y la participación de las agencias sanitarias reguladoras y de colegiación médica, que generalmente solo actúan cuando hay denuncias o fallecimientos.
En los otros casos, medicamentos, aparatos y ejercicios, la mayoría de las veces, si el “paciente” los utiliza de manera “razonable” no hay mayor peligro, pero no debemos olvidar que quienes recurren a estos “procedimientos” suelen ser pacientes ansiosos de un resultado, que, ante la falta del mismo exagerarán el uso del fármaco, del aparato o del ejercicio. Es ahí donde lamentablemente veremos el efecto secundario, la lesión a veces irreversible de un paciente que antes tenía un pene normal pero pequeño en su imaginario, y probablemente ya no lo tendrá nunca mas como antes.
Dr Jorge Di Iorio
Director de Androclinica